Marín Carolina RET

París, 4 ago (EFE).- Toda la desventura vivida este domingo en el estadio de La Chapelle, todas las lágrimas y las emociones, quedaron resumidas en la página de resultados de los Juegos de París con tres letras pegadas al nombre de la protagonista: Marín Carolina RET.

Carolina Marin tras retirarse por lesión en las semifinales. EFE/EPA/DIVYAKANT SOLANKI
Carolina Marin tras retirarse por lesión en las semifinales. EFE/EPA/DIVYAKANT SOLANKI

París, 4 ago (EFE).- Toda la desventura vivida este domingo en el estadio de La Chapelle, todas las lágrimas y las emociones, quedaron resumidas en la página de resultados de los Juegos de París con tres letras pegadas al nombre de la protagonista: Marín Carolina RET.

Esas tres letras encierran el drama personal de una deportista que se cayó y se levantó mil veces y a la que París esperaba con un nuevo mazazo: una tercera lesión de rodilla, aún sin pronóstico del médico pero sí con el de la afectada: "Me he roto".

La jugadora española ganaba su partido de semifinal por 21-14 y 10-8 cuando emprendió el camino hacia el vestuario, coja, llorando, destrozada por el dolor y por la pena, pero loba hasta el final: rechazó una silla de ruedas para abandonar la pista por su propio pie, a duras penas. La loba que se puso como emblema en las redes, la que patentó el 'puedo porque pienso que puedo', no pudo ante una nueva lesión.

El escalofrío que recorrió el estadio de La Chapelle cuando Marín se cayó, se partió la rodilla y comenzó a chillar dejó KO a su familia, a su equipo técnico, a sus seguidores.

Fernando Rivas, su entrenador de siempre, atendió a los medios de comunicación demudado, sin poder levantar la voz más allá de un susurro. "Está hundida", afirmó.

Una hora después del accidente, la madre de Carolina Marín aún lloraba discretamente, en una silla a la sombra en el exterior del estadio, con la camiseta roja de 'Vamos Carolina', mientras otros miembros de su círculo cercano la consolaban.

Había aficionados que no podían ni hablar, como José Manuel, llegado desde Zaragoza para asistir al partido y que aguantaba con dificultad el llanto. Sentado en un banco, lamentaba la mala fortuna de la jugadora andaluza.

Las letras RET no cuentan las dos roturas de ligamento cruzado de rodilla que tuvo Marín, en la derecha en 2019 y en la izquierda en 2020. Tras ganar el oro en los Juegos de Río 2016, la segunda de las lesiones la apartó de Tokio. No quiso ni ver esos Juegos por televisión. Solo pensaba en llegar a París.

Tampoco habla RET del golpe psicológico que supuso para Marín ver sufrir a su padre durante cinco meses, víctima de un accidente laboral por el que murió en 2020. Otro golpe del que se fue recuperando con el apoyo de su entorno.

Ni habla de los largos meses de recuperación física y mental, cuando los resultados tardaban en llegar y había que ajustar sus ganas de jugar al ritmo que marcaba su cuerpo.

Un punto de inflexión fueron los campeonatos de Europa disputados en Madrid en abril de 2022, en los que reapareció tras once meses fuera de competición por la segunda rotura de rodilla y en los que logró su sexto título continental.

"Aquí empieza el camino hacia París", aseveró entonces la jugadora nacida en Huelva en 1993, también tres veces campeona mundial.

Un año después se declaró al 80 %. Llegó a tope a París, con pleno de victorias en la fase de grupos. Jugó un mal partido en octavos, pero en cuartos hizo su mejor presentación de la nueva etapa.

Tras ganar ese choque, Marín sacó a relucir su habitual discurso de autoconfianza y agradeció el apoyo de su psicóloga María Martínez, responsable de que hubiera dejado atrás "el miedo a perder".

Solo 24 horas después, toda su historia quedó reducida a las letras RET en una página de resultados. RET de retirada.

Pero RET de reto. RET de retorno.

Natalia Arriaga